1 de abril de 2006

Espacio real, espacio imaginario



Espacio real Espacio imaginario
27 trabajos fotográficos de Susanne Brügger, Thomas Demand y Heidi Specker


Exposición
jueves 6 a domingo 30 de abril, martes a domingos – 17.00 a 21.00
Centro Municipal de Exposiciones Subte, Plaza Fabini, 18 de Julio esquina Julio Herrera y Obes
entrada libre

Instituto Goethe de Montevideo



“Nos enseñan a oponer lo real a lo meramente imaginado, como si lo real estuviera siempre al alcance dela mano y lo imaginado, fuera de alcance, en la lejanía. Esa oposición es falsa. Si bien es cierto que los acontecimientos siempre están a nuestro alcance, la conexión interna de esos acontecimientos (aquello a lo que nos referimos como la realidad) es una construcción imaginaria.” John Berger

La exposición “espacio real espacio imaginario” presenta tres posiciones dentro de la fotografía alemana contemporánea. En estos trabajos ya no se cuestiona el carácter auténtico de una fotografía; sino que ese carácter auténtico es el el punto de partida de una reflexión artística con recursos fotográficos. Salta a la vista en estas obras una particular afinidad con el espacio público, una relación evidente tanto en las imágenes arquitectónicas de “esfumada” abstracción de Heidi Specker, como en la metódica vivisección de las fotografías aéreas de ciudades de Susanne Brügger, como también en los espacios que construye Thomas Demand.

Los tres comenzaron sus estudios en diferentes momentos de los años ochenta; Susanne Brügger y Heidi Specker se iniciaron ambas en escuelas profesionales de fotografía, en 1980 y 1984 respectivamente, mientras que Thomas Demand lo hizo en una academia de artes visuales en 1987. Esos antecedentes no deben dejarse de lado a la hora de analizar la evolución de las respectivas obras, aunque ese análisis exceda este contexto. Cabe consignar, sin embargo, que en materia de formación de fotógrafos, en Alemania tienden a desdibujarse cada vez más las diferencias entre la práctica profesional y la artística.

A medida que crecía la competencia con la tecnología electrónica, el procedimiento tradicional de registro fotográfico cobraba renovado interés en el mercado del arte , lo que generó nuevos impulsos para la praxis artística con el medio fotográfico, modificando a su vez la orientación de la nueva generación. Fue en ese momento cuando consideramos interesante presentar artistas que, más allá de las diferentes escuelas alemanas ya establecidas, trabajaran con recursos visuales técnicos a partir de reflexiones, intenciones y métodos artísticos diferentes, pero con un común denominador en lo que hace al contenido.

El título de nuestra exposición pone el énfasis en el espacio, combinado con el par de opuestos “realidad” e “imagen”. Se remite así a reflexiones específicas con un medio representativo que, en virtud del potencial mimético de la fotografía sigue refiriéndose aún hoy a la transformación del espacio-tiempo. Sin embargo, en el contexto de la omnipresencia de informaciones fotográficas, para la nueva generación de fotógrafos el acceso al espacio, o dicho de otro modo, la manera individual de “situarse” a través de la imagen, no se vehiculiza a través de un acceso directo a la vivencia, sino que lleva, de manera harto diferenciada y a través de diferentes intervenciones y manipulaciones, a la construcción de mundos visuales.

En los trabajos de Heidi Specker, la computadora tiene la importancia de un recurso visual. En una primera instancia, no es la oscilación entre productor y observador lo que le interesa, en el sentido de las posibles interacciones con los medios electrónicos, sino la relación analógica entre imagen y tiempo en el proceso fotográfico, una relación que es registrada con ayuda de la nueva técnica. En comparación con el uso convencional de la fotografía, este tipo de transformación no se diferencia tanto por el grado de abstracción con respecto al espacio real, sino por la elaboración específica de la transición entre los colores y el desplazamiento de los contrastes. Las suyas son imágenes altamente sugestivas, que desdibujan portentosos edificios de la realidad urbana hasta transformarlos en radiografías o disolver su apariencia exterior. Al mismo tiempo, se mantiene el carácter fotográfico-mimético en la medida en que el proceso de desdibujamiento de la arquitectura se vuelve perceptible como condicionado por los medios.

Para Thomas Demand, el espacio “real” ya es en sí una información mediada. El artista no fotografía en el contexto real, sino que se sirve de fotografías publicadas previamente, que toma como modelos a copiar. Esos son los puntos de partida para las investigaciones que lo llevan a transformar la imagen preexistente en un nuevo espacio imaginario. Las fotografías de Thomas Demand son imágenes de espacios reconstruidos sobre la base de modelos de circulación pública. Ese proceso de construcción artesanal marca su posición frente a la fotografía. A la reproducibilidad permutable de la producción fotográfica, Demand le opone una revisión de la información mediada fotográficamente, para comprobar su potencial imaginario fuera de la realidad fáctica y mediática.

El proceso de trabajo de Susanne Brügger comienza de manera sumamente tradicional: haciendo tomas aéreas de una ciudad. En comparación con los trabajos de Demand, el problema central en el que indaga Brügger gira en torno a la pregunta de las dimensiones, de la escala fotográfica. Luego descompone esas tomas aéreas, lo que a primera vista parece un acercamiento científico, informativo; de esa manera confronta al observador con la valoración y legibilidad de esos sistemas de evaluación. Su procedimiento artístico parece una revisión de los métodos científicos (que han signado nuestra manera de comprender el mundo), pero a la vez incluye una reflexión irónica sobre la fotografía como medio para el conocimiento.

El carácter mimético de la fotografía ha cobrado una actualidad diferente en el contexto del debate en torno a la generación electrónica de imágenes y la desaparición de relaciones temporales reales. La realidad existente ha dejado de ser el punto de partida necesario de la praxis fotográfica. No es un desarrollo que deba lamentarse, ya que una revisión de la historia de la fotografía deja en claro que la pretensión de verdad que se dio por supuesta durante tanto tiempo sólo era el punto de partida hacia una representación imaginaria.

En Alemania en la última década, la fotografía se volvió un componente integral de las exposiciones y eventos de arte contemporáneo, hecho que también es tenido en cuenta cada vez más por la crítica y la academia. Ese proceso tomó su tiempo, a pesar de las iniciativas individuales desde fines de los años cincuenta; cabe suponer que este nuevo auge se debe al hecho de que la por demás discutible “desaparición” de la “antigua” técnica visual ha llevado a una consideración cultural más amplia de la fotografía. Dicho de modo más concreto: la reflexión sobre la historia y la praxis contemporánea de la fotografía, que viene acompañada por su “cooptación” en las instituciones culturales públicas, es inseparable de la menguante capacidad de la fotografía como vehículo para construir la opinión pública en los medios gráficos. Es evidente que ese desarrollo llevó a que el proceso de la imagen fotográfica fuera concebido, a escala más amplia, como una correlación, como la concurrencia de procedimientos condicionados por la técnica y procesos de percepción individuales.

La imagen fotográfica en general (y todas las fotografías de esta muestra en particular) remite a la relación de su autor con las posibilidades que le brinda el medio utilizado. La forma de acercamiento y el uso de esa relación están determinados socialmente; son precisamente las convenciones que se constituyen en la praxis fotográfica lo que esta exposición busca problematizar, y no su supuesto carácter auténtico.

Ute Eskildsen

Espacio Telefónica