Si hay algo que me tiene muy cansado son los anónimos. Saben los que escriben comentarios a los posteos de este blog que son publicados siempre y cuando den la cara, de otra forma son deleteados en forma instantánea.
Este blog está editado por alguien con nombre y apellido al igual que el correo que sigue. Escribir amparado en el anonimato invalida cualquier opinión.
“Acerca de los artículos publicados por Brecha el 17 de noviembre acerca de los rumores sobre la posible designación de Jacqueline Lacasa como directora del mismo.
Me resultaba extraño que frente a los rumores de la designación de Jacqueline Lacasa como directora del MNAV no hubiera habido una reacción conservadora, lo cual demuestra mi desacompasamiento con los tiempos lentos de esta comarca. La reacción finalmente llegó, curiosamente en las páginas progres de Brecha (en las que hace mucho tiempo no se puede leer nada que valga la pena sobre artes visuales). Con firma de Juan Flo aparece una confusa reseña del arte del siglo XX en la que lo único que se evidencia es su nostalgia por la primera mitad del siglo pasado y su disgusto por la producción artística contemporánea (en pocas palabras, si se eligiera a algún candidato para esta dirección que fuera de su agrado queda claro que la producción contemporánea sería desatendida totalmente)
Con firma de Tatiana Oroño se puede ver una superficial reseña del trabajo de Lacasa, sucedida de una serie de aseveraciones de personas que prefirieron quedar en el anonimato. Un anonimato cobarde por ubicuidad, como el de muchos que hablaban pestes del actual director pero que no lo enfrentaban con acciones concretas. Típico de gente que pese al fastidio de no haber sido nombrados directores/as ni haber sido consultados, de todas formas no quieren quedar mal con las nuevas autoridades ante el supuesto eventual reparto de trabajitos. A mi entender dentro del medio las pocas personas con trayectoria y con capacidad organizativa habían dado claros indicios de dar un paso al costado. Los demás, o está claro que no tienen capacidad de gestión, o tienen trayectorias en las que el único mérito es la antigüedad (o la vejez, me parece que suponer que Lacasa es joven con 36 años es un absurdo propio de un país de viejos). Por lo que todo esto tiene un innegable tufo a resentimiento. Creo que el MEC se está moviendo en la dirección correcta, está apostando a gente nueva con propuestas y no a gente que está esperando que la llamen para pensar que hacer. Como muestra, la programación de Plataforma y Laboratorios de Luz, en la que figura Lacasa como co-responsable y responsable respectivamente, muestra un espíritu de amplitud frente a la producción artística imprescindible para una gestión pública. Tal vez los anónimos hubieran querido ser ellos quienes proyectaran y programaran estas actividades. Tal vez alguno de ellos participó en ellas (el medio es tan chico) y por eso quiere quedar en el anonimato, para estar bien con dios y con el diablo. Se ve que para Brecha ese es el estándar, pero para mi no, porque no me interesa la opinión de los que no dan la cara.
Finalmente Gabriel Peluffo habla de que se trata de una decisión valiente pero insiste tanto en tutelar la gestión de Lacasa que no queda claro directora de qué va a ser. Me imagino que si alguien va a ser tutelado por anónimos reaccionarios especialistas en poner palitos en las ruedas va a tener una gestión difícil. Me atemoriza también que se refiera a la Universidad de la República, institución que a lo largo de toda su existencia ha sido omisa de todo lo relativo a las artes visuales, el anquilosamiento de la Escuela de Bellas Artes es prueba de ello. Calculo que las intenciones de Peluffo deben haber sido hablar de tutela para tranquilizar anónimos pero no hubiera estado de más aclarar que las tutelas no son anónimas.
En lo que a mi respecta he tenido el privilegio de trabajar con, y ver trabajar, a todos los posibles pretendientes de la dirección del MNAV y tengo claro que Jacqueline Lacasa es quien tiene mayor capacidad de trabajo en equipo (equipo en serio, no me refiero a saber trabajar con subordinados) y amplitud de criterio, y me parece que estas son cualidades imprescindibles para el cargo.
Por lo que, más allá de que por el momento la designación no es oficial, aprovecho la ocasión para adherir a la misma con nombre y apellido.”
Santiago Tavella