Van los textos prometidos, Videos de garage de Fernando Álvarez Cozzi
Videos de garaje
Blandengues 1542. En ese apartamento interior al cual se accede por la entrada de un garaje fue el lugar donde se rodaron y editaron, total o parcialmente, numerosos videos pertenecientes al primer y segundo períodos del videoarte uruguayo1. Fue también mi hogar, donde viví con mis padres y mi hermano entre 1959 y 1979. Luego se convirtió en mi taller hasta 1998.
Siempre me interesó la imagen en movimiento. Y desde que Osvaldo Miranda le regaló a Marilina Ross una cámara de 8 mm en aquella comedia televisiva argentina que se llamaba La nena, quise tener mi propia cámara. En 1970 se hizo realidad mi sueño con una Yashica doble 8 mm. Entre 1975 y 1980 pude realizar tres cortos en 16 mm de danza filmada para los bailarines y coreógrafos Julia Gadé y José Claudio.
Pero dos hechos serían decisivos: participar en 1977 en el Salón Latinoamericano de la 10ª Bienal de París2 y leer El diario de Jonas Meckas3. En la Bienal de París descubrí que el video, esa herramienta que hasta hacía poco tiempo solo los canales de televisión podían usar, se había expandido gracias al portapack de media pulgada y los artistas se estaban apropiando de ella. Y Jonas Meckas me contagió el virus del lenguaje cinematográfico experimental.
Desde 1980 comenzaron a aparecer en las vidrieras de las casas de fotografía las primeras cámaras VHS. Imposible no ceder a la tentación. Con un costo de cuatro mil dólares compro en agosto de ese año mi primer equipo Panasonic de VHS4. Decisión acertada ya que dos meses después cae la famosa “tablita”, que mantenía el dólar a un precio irreal, y hubiera sido imposible acceder a ella.
En 1982 realizo con Julia y Claudio Voy por el camino, nuestro primer trabajo en VHS. Formalmente era una continuación de los filmes anteriores, pero con una calidad de imagen muy inferior. Un tanto decepcionado, demoré un año en concretar un nuevo video. Tenía que tener ideas que se pudieran realizar con esa tecnología que era parecida, pero al mismo tiempo tan diferente del cine. Experimentando con la cámara “descubro” las posibilidades expresivas del feedback de imagen5. Variaciones en espiral, de 1983, es el resultado de ello. A partir de ahí me reconcilio con el video.
Unos años antes de que las productoras de cine montevideanas comenzaran con su producción audiovisual ya estábamos un pequeño grupo de artistas6, absolutamente convencidos de las bondades del video como forma de expresión, sin presupuesto, con la tecnología mínima, editando el material grabado de forma rudimentaria, usando un pequeño apartamento y su garaje como estudio. Estos trabajos fundacionales son hoy una referencia ineludible dentro de la cultura visual uruguaya.
Fernando Álvarez Cozzi
Notas
1. El primer período abarca desde 1982 a 1987; el segundo, desde 1988 (año de fundación del Núcleo Uruguayo de Videoarte) hasta 1994.
2. Por invitación del director del Museo Nacional de Artes Visuales, Ángel Kalenberg, participo, representando a Uruguay, con cuatro dibujos a lápiz de la serie de los “invisibles”.
3. En aquellos años de dictadura la única forma de enterarse de qué sucedía en el mundo era a través de los institutos culturales extranjeros. La Alianza Cultural Uruguay-Estados Unidos de América, por medio de la Biblioteca Artigas-Washington, me permitió conocer esa maravillosa obra de amor al cine que es El diario de Jonas Meckas, personaje que fuera impulsor del llamado New American Cinema.
4. Esa cámara, llamada “la verdosa” debido a su dureza y poca sensibilidad a la luz, es la que ilustra la tapa de este catálogo. Con cuatro mil dólares de la época era posible comprar un auto usado.
5. Sin saber que otros artistas ya estaban trabajando en el llamado feedback: acople de imagen que resulta de poner una cámara encendida enfrentada a la pantalla del monitor a la que está conectada. Algo parecido a lo que sucede con el sonido cuando se coloca un micrófono encendido delante de un parlante.
6. Con “la verdosa” trabajamos, entre 1982 y 1987, Julia Gadé y José Claudio, Eduardo Acosta Bentos, Clemente Padín y yo. El equipo también fue utilizado para editar los videos de los alumnos de los dos cursos que, junto a Enrique Aguerre, dictamos en el Instituto de Cooperación Iberoamericana en 1991 y 1992.