24 de julio de 2008

Informes de Campo [Nicolás Franco Guzmán]




INFORMES DE CAMPO
Exposición Nicolás Franco Guzmán
Curatoría: Justo Pastor Mellado

1 – 28 de Julio de 2008
Museo J. M. Blanes

La exposición Informes de Campo se formula como una intervención escultórica-narrativa que opera como un detonante de conexiones históricas, políticas y culturales relativas a las coyunturas de Uruguay y Chile. El propósito es elaborar una plataforma de producción de archivo sobre ciertas relaciones bilaterales: la relación del artista y curador chileno con el Uruguay, la relación de personajes públicos uruguayos con chile y, finalmente, la respuesta de algunos artistas locales a la intervención escultórica (puesta en escena) en si misma.
El montaje propone una reflexión estética sobre el lenguaje de los desplazamientos en el contexto internacional, problematizando la idea misma "localidad" al incluir experiencias personales en un contexto publico.

El proyecto se inicia como el viaje de un artista. Un viaje de investigación acotado por una serie de conversaciones. Dos de estas conversaciones son con personajes públicos pero que tienen motivos privados; las otras son con personajes privados pero cuyos motivos son públicos. El producto final es la puesta en escena sonora de estos registros de audio en una estructura modular metálica dispuesta en la sala de exposiciones temporales del Museo J.M. Blanes.

Lo que define el trabajo de Nicolás Franco Guzmán no es el deambular como un paseante solitario, siguiendo la figura del artista que realiza una “deriva” y que termina interpretando, según su sensibilidad y capital estético, el efecto de dicho deambular.

En este caso, hay una colaboración con el curador, que le ha solicitado realizar una pesquisa. De hecho, es la pesquisa la que en un principio define el método de aproximación que Franco Guzmán a la ciudad de Montevideo, esta pesquisa estará a su vez enfrascada representacionalmente en una obra escultórica cuya función será poner en juego los elementos derivados de esta experiencia. Así, Franco Guzmán crea una estructura que permite integrar estas investigaciones y al mismo tiempo, limita su accionar como artista a la creación de un dispositivo parlante que haga interactuar elementos generados a partir de experiencias de vida ajenas: la relación del curador y del artista con Uruguay y la propia relación de los artistas locales con su ciudad.

En este sentido, el dispositivo escultórico funciona como una estructura destinada a materializar los testimonios, a ponerlos en juego, en interacción, potenciando también una línea de representación definida. Dentro de este concepto, el “modulo” hace ingresar el proceso material de producción en el plano significante de la obra.

Volviendo al principio, al detonante: ¿Quines son los sujetos a entrevistar? Primero, los públicos: Gabriel Peluffo y Ángel Kalenberg. Segundo, los privados: un anónimo uruguayo cuyo discurso construye un modelo de queja estructurante de relatos que bordean por momentos el delirio.

El artista debe saber qué es lo que motivó el viaje de Gabriel Peluffo a Chile, en los setenta. ¿Con quien se entrevistó?, ¿a quien encontró?, ¿qué contactos traía?, ¿qué misión se había auto señalado?, etc.

Esta es una memoria flotante, destinada a traer a la actualidad el viaje del propio Gabriel Peluffo a Chile. Este viaje debe ser puesto en tensión en el viaje de Nicolás Franco Guzmán, artista, que en complicidad con Justo Pastor Mellado, se traslada a Montevideo para saber de algo de lo que no se tiene memoria y que ocurrió en otro lugar.

Entonces aparece la figura de Ángel Kalenberg, que ha sido director del Museo de Artes Visuales. Es otro agente significativo de la escena uruguaya. Pero Nicolás Guzmán, al igual que a Gabriel Peluffo, no le va a preguntar sobre su trabajo de director de museo, sino como un posible portador de información.

En los años setenta, una delegación de estudiantes secundarios uruguayos viajó a Santiago, por tierra, en visita política. Era antes de la elección de Allende. En esta delegación había dos hermanas, una de las cuáles se llamaba Alejandra. Ambas eran hijas de una pareja de uruguayos que eran discípulos de Lanza del Vasto. Es el único dato que el curador dispone para reconstruir un vínculo perdido.

De este modo, se planteará la conversación con Kalenberg sobre esta cuestión en particular: la búsqueda de Alejandra.

Por su parte, Franco Guzmán conversará con un anonimo de 92 años, que representa la memoria viva y contradictoria del Uruguay del SXX, pero a un nivel microdoméstico. Este relato es contrastado con las entrevistas a Peluffo y Kalenberg, que representan algo así como unas “memorias aficiosas” del arte uruguayo contemporáneo. Es así que se obtiene una narración que forma un triángulo de voces que rebotan entre sí y que se aceleran dando pie a ensoñaciones cruzadas.

Al mismo tiempo, el curador realizará un seminario de análisis de obra con artistas locales presentados por el director del museo. Esto pasa a formar parte de la propia obra de Franco Guzmán. El seminario es se formula como otra “bandeja” de su escultura, en él , dispone al curador en una situación desplazada, en la que éste puede distribuir su “basurita discursiva”; que son todos los fragmentos de relato que el mismo acarrea consigo para realizar esta prestación.

El propósito es organizar un encuentro con artistas que ofrecen un cierto rendimiento inscriptivo y por lo tanto, son masa crítica necesaria para dimensionar la acción propuesta en la sala Temporaria. Es así como ésta es una obra de “puesta en situación” de si misma y de unos relatos determinados. En esta perspectiva, se les propone a estos artistas la realización de una búsqueda documentaria de carácter sonoro, grafico u objetual, de tamaño reducido y que sea susceptible de ser incorporada a la estructura modular que irá “creciendo” gracias a su aporte. Este aporte opera como un detonante de conexiones históricas, políticas y culturales, relativas a las coyunturas de los propios países y reafirma el concepto intrínseco de la exposición, que se plantea como un informe de campo que propone una reflexión estética sobre el lenguaje de los desplazamientos en el contexto internacional, problematizando la idea misma "localidad" al incluir experiencias personales en un contexto publico.

El artista y el curador colaboran con el propósito elaborar una plataforma de producción de archivo sobre ciertas relaciones bilaterales: el curador desde su posición critica y teórica entrega ciertas claves que dan inicio al proyecto y los artistas mediante un trabajo escultórico-sonoro definen ciertas posibilidades de puesta en escena, que aspiran a proporcionar dentro de un margen determinado de atenciones, elementos de lectura a un público que es conminado a responder en el marco del protocolo establecido por la institución.

Las bandas sonoras y la “basurita gráfica” obtenida a través de la recolección realizada por los artistas locales, serán, como ya se dijo, montadas en la estructura diseñada para este efecto por el Nicolás Franco. De este modo, el propio seminario de análisis de obras tendrá lugar en el sitio del montaje de la exposición.





Las imágenes son del artista y les dejo el vínculo a la página del Blanes para + data:
Amigos del Museo Blanes
Hay tiempo hasta el 28 de julio para visitarla.