20 de junio de 2006

Dispersiones/carta abierta



Demasiada distorsión (carta abierta de Rulfo a Nelson Di Maggio)

El campo del arte contemporáneo uruguayo dista bastante de ser un entramado sólido y fluido. El mercado es ínfimo, la producción teórica es casi inexistente, la crítica es lacónica y superflua, el espacio otorgado por los medios es irrisorio, la promoción estatal está paralizada y la producción se ve dificultada por la imposibilidad de dedicarle el tiempo necesario a la actividad (por causas económicas evidentes).

Ser artista contemporáneo, más allá de poder llegar a hincarle el
diente a un proyecto comprometido y novedoso, es por momentos ingrato y efímero.
A los artistas contemporáneos se les dificulta: acceder a publicaciones con información seria y actual, (Internet es un avance),encontrar lugares donde intercambiar ideas y aprehender conocimientos referidos a la estética y el arte (el FAC es de los pocos). Emplear recursos económicos con soltura, estar en contacto con docentes que no sólo hagan referencia teórica a Gombrich, Arnheim, Picasso o Tápies.


De todos modos pueden y lo están haciendo. Estos están investigando con nuevas formas de comunicación, con lenguajes "altamente codificados": pintura, escultura, ensamblaje, collage, instalaciones (tímidas por sus costos), fotografía, audio, multimedia o algún video (conseguir un cañon de proyección es más difícil que cubrir el Pont Neuf con tela). Actualmente, y lo digo con orgullo, hay muchos artistas locales contemporáneos que aportan conceptos y visiones diferentes, que creativamente amplían el nuestro limitado y diminuto campo cultural. Hoy se puede afirmar que se puede ir a una exposición y sorprenderse de
lo que se ve sin necesidad de encontrar consuelo sólo en el premio Turner o la Documenta.


En contrapartida a los actores que intentan dar su aporte al campo del arte nos encontramos con algunos actores reaccionarios (pueden ser críticos, artistas o curadores). Estos son aquellos, que por ser tan selectos, rechazan casi cualquier cosa que vén por no alcanzar sus elevadas y especiales expectativas, por mostrar algún tipo de degeneramiento de lo que el gran arte es, ha sido o debería ser y que aquí aparentemente no aparece o llega sólo de la mano de unos pocos.


Nuestro campo más que ninguno necesita solidaridad, critica constructiva y seria, que tampoco haga la vista gorda a cualquier cosa, ojo!, como el silencio del envio de las artesanías de Pascale a la Bienal de Venecia. El crítico de arte se encarga de poner-en-crisis el acontecimiento, para que cualquier cosa expuesta no se valore por el simple hecho de estar en un lugar privilegiado.


Ser crítico reviste mucha responsabilidad. No se pueden ni deben emitir juicios apurados por la simple ira de no comprender en profundidad un texto. Por no saber o poder mostrar sus incongruencias, sus errores de apreciación, sus prejuicios, sus infundadas afirmaciones o cualquier cosa que en el discurso no se corresponda con la realidad.
Hay que buscar la veracidad o no de un discurso, si este no es veraz, entonces habrá que desentronar sus pretenciosas ínfulas. Si no se puede, hay que llamar al silencio y dar el brazo a torcer. Eso sí, desprestigiar un texto con adjetivos como "retórica estética" o "estereotipado vocabulario" no es ninguna "manía", ni "infecta" a nadie, eso es crítica tendenciosa y reaccionaria.


"Menos es más" es una idea que debe ser cuidadosamente usada, esta no condice con un guión que intenta justificar y dar andamiaje a una hipótesis de trabajo que quiere transformar ciertas intuiciones en conceptos sólidos y fundados.


Decir de una obra que es únicamente "emotiva" o es únicamente "sensible", no dice "menos" sino que no dice nada en absoluto. Mucho menos un término tan manoseado y ambiguo como "sensible". Solo intenta hacer un guiño al artista de que la obra fue degustada por el crítico.
El texto crítico debería ahondar en esos conceptos, exponerlos, justificarlos y sostenerlos, no así la crónica.


Desterritorializar y reterritorializar (términos deleuzianos-guatarianos) implica salir de un territorio simbólico y entrar en otro.Ir a un contexto ajeno al arte, revisarlo enfrentando ambas baterías paradigmáticas (modelos de interpretación) y al inversa. También, desestabilizar y cuestionar los códigos simbólicos establecidos que la pereza conservadora arrastra sin saber el origen y el por qué. El arte, de esta forma operativa, permite críticar tal como lo han hecho, la sociología, la sicología, la antropología, la filosofía la epistemología, etc. La multidisciplinariedad, una de sus consecuencias, se puede ver en artistas como: Mark Dion, Damián Hirst, Mona Hatoum, Rebeca Horn, Atelier van Lieshout, etc. Los importante no es tanto buscar un espejo de lo que se hace afuera, sino adquirir criterios propios para poder esgrimir la capacidad de discernimiento con propiedad y autoridad. Actualmente aquí, hay artistas que tienen modos operativos análogos aunque originales, que se pretendieron organizar según lo expuesto en el guión.

"Dispersiones" pretende ser un aporte, intenta ser diversa y no recostada en temas cómodos y predigeridos. Se intenta de alguna forma generar teoría a partir de las obras expuestas. Creemos que esto no es imposible, solo hay que poseer bases sólidas y saber sortear miedos y actitudes reaccionarias perniciosas.


Rulfo, Montevideo, Junio 11, 2006